Puerto de la Cruz combina historia, cultura y mar en perfecta armonía. Fue el primer destino turístico de Canarias, elegido por viajeros europeos desde el siglo XIX. Su centro histórico conserva casonas coloniales, plazas vivas y calles que invitan a pasear. Todo esto junto al Atlántico, con el Teide al fondo. Una ciudad con ritmo propio, ideal para disfrutar sin prisas.
Comenzamos en el casco antiguo, donde cada calle ofrece una mezcla de tradición y vida local. Paseamos junto a la iglesia de la Peña de Francia, el muelle pesquero y el Jardín Botánico. Llegamos hasta el Lago Martiánez, obra de César Manrique, perfecto para contemplar el mar o relajarse. Hay tiempo para comer, tomar algo o simplemente caminar por el paseo marítimo. Todo sin horarios rígidos, adaptado a ti.
Puerto de la Cruz mantiene su esencia pese al paso del tiempo. No es solo una ciudad costera, es un punto de encuentro entre la historia y el presente. Aquí puedes ver la vida canaria real mezclada con el ambiente turístico clásico. Tiene identidad, carisma y una energía que conquista sin hacer ruido. Es una visita que mezcla descanso, cultura y buen clima.
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